SOBRE LOS CONCEPTOS Y DENOMINACIONES DE LAS DANZAS PRACTICADAS EN LA ARGENTINA - por Héctor Aricó, 2011
La reunión de los siguientes conceptos, escritos en diferentes trabajos, constituye mi postura teórica sobre
la práctica de las distintas expresiones coreográficas en Argentina. Tal mirada hace que las habituales
denominaciones adquieran un significado propio para el criterio taxonómico surgido de esta comunión
conceptual.
En esta oportunidad el objeto que me ocupa es el repertorio bailable presentado en los textos citados en la
bibliografía, cuyo contenido son los bailes de esparcimiento a los que además se agregan el malambo que
es danza de exhibición y la danza de las cintas y el candombe que son de invocación.
Una vez presentada la clasificación, dedicaré un análisis particular de cada danza que lo requiera, conforme
a su situación documental. Pero antes, veamos los conceptos.
danza
“Danza es movimiento rítmico expresivo efectuado por algún propósito comunicacional de trascendente
utilidad.” (1)
“Asimismo preferimos utilizar el término danza como sinónimo de baile. Ambas palabras, provenientes del
alemán y el latín respectivamente, devinieron sinónimas en el habla española, aunque algunos autores las
resignificaron en los planteamientos de sus diferentes teorías.” (2)
“(…) se destaca el propósito de la danza, es decir, el motivo o la intención que persigue el hombre al
bailar. Cada individuo danza con miras a lograr un objetivo. A su vez, dicho propósito está relacionado
con la comunicación, entendiendo como tal al enlace o vínculo entre dos puntos: el humano en
correspondencia con otro humano, con otro elemento de la naturaleza o con un ser sobrenatural.” (3)
“(…) nos pareció interesante elaborar una propuesta taxonómica a partir de la siguiente pregunta: ¿por
qué baila el ser humano? Pareciera que desde los tiempos prístinos el hombre sintió que la palabra y el
canto no eran del todo suficientes para expresarse, entonces, también comenzó a ‘hablar con el cuerpo’,
utilizando el movimiento como un lenguaje particular que hoy llamamos danza. Por supuesto que a través
de las transformaciones diacrónicas de los grupos sociales fue descubriendo distintos motivos para
danzar. Y este es el criterio clasificatorio que proponemos, la tipología del propósito, mediante el que se
pueden establecer tres clases de danzas: de invocación, de esparcimiento y de exhibición.” (4)
hecho cultural
“Si pensamos en la danza como un hecho cultural de la humanidad, tan antiguo como el hombre mismo,
vale recordar que la función más importante de cualquier cultura -en uno de sus conceptos- es complacer
a la mayor cantidad de personas que la comparten. No interesa lo propio de un individuo sino lo común y
característico del grupo social, como forma de vida habitual del hombre. De ello se desprende que en el
mundo hay tantas culturas como grupos sociales que lo habitan y en consecuencia, tantos tipos de baile
como culturas existentes. No cabe ninguna duda que desde siempre la danza acompañó el ritmo de la vida
social de todas las comunidades humanas.” (5)
Folklore
“(…) el Folklore es la ciencia que estudia los fenómenos populares surgidos en el pasado que, interpósita
transformación témporo-espacial ligada al sentimiento de pertenencia, aún perviven colectivizados en el
patrimonio cultural presente.” (6)
“El maestro Bruno Jacovella fue quien propuso escribir Folklore con mayúscula para nombrar al campo
disciplinar y folklore con minúscula para referirse al patrimonio cultural. En el siguiente texto que le
pertenece, escrito en 1956 y publicado en 1960, que lleva por título ‘Los conceptos fundamentales clásicos
del Folklore’, Jacovella reconoce pero a la vez -con gesto humilde- pone en duda haber sido el impulsor 2
de tal propuesta. Dice así: ‘Nos atendremos aquí al uso -establecido presuntamente por nosotros y Rafael
Jijena Sánchez en ‘Las Supersticiones’ (Buenos Aires, 1939)- de escribir folklore cuando la voz menta los
hechos dados y Folklore cuando menta la reflexión científica sobre los mismos’.” (7)
tradicional
“(…) entiendo que un bien cultural como la danza es tradicional cuando se ha transmitido de manera
espontánea, mediante el ejemplo y la palabra, durante un largo espacio de tiempo. Esto significa que el
mismo grupo social, por una cuestión afectiva, se encargó de que trascienda de una generación a la
siguiente.” (8)
“Ante todo, lo más importante es distinguir la ‘moda’ pasajera de la trascendencia generacional que se da
a través de la tradición, es decir, como un mecanismo espontáneo que tiene todo grupo para transmitir los
bienes a las generaciones siguientes. Cada danza con valor histórico para la identidad de un país es una
pequeña tradición dentro de una gran tradición que es la sociedad total.” (9)
“Desde tales conceptos sostengo que el folklore siempre es tradición, en cambio la tradición sólo es
folklore si aún pervive como legado espontáneo y popular. Es obvio entonces, que aquellos fenómenos
culturales que hoy son solamente tradicionales, en un pasado cercano o remoto también fueron
folklóricos. Tomando un ejemplo de los bailes, el cuando y la chacarera son dos danzas tradicionales
argentinas; pero la chacarera además es folklórica porque continúa en manos de sectores localizados
populares que la practican y transmiten espontáneamente, mientras que el aprendizaje del cuando hoy
depende exclusivamente de la enseñanza académica.” (10)
vigencia
“Empleamos el concepto de vigencia desde sus dos líneas de significación, esto es, en su acepción
antropológica para referirnos a los productos culturales -la danza en este caso- que se adquieren
mediante la transmisión espontánea, no académica, y en su acepción general entendiéndola como
continuidad de la práctica.” (11)
popular
“La acepción popular la utilizamos para definir a la cultura no oficial, haciendo referencia a la
manifestación espontánea y colectiva de un sector de la población que se escinde de lo masivo y
globalizado.” (12)
“Las danzas ‘populares’ son las que tienen vigencia en el pueblo, lo que baila una gran parte del pueblo.”
(13)
anónimo
“Estas tres denominaciones [folklórico, tradicional y popular] incluyen el carácter ‘anónimo’, es decir, el
olvido de los nombres de los creadores, que no sólo es obra del correr del tiempo sino que el mismo grupo
social prescinde de ellos porque considera que el bien incorporado pertenece a todos.” (14)
de proyección
“Las danzas ‘de proyección’ folklórica son las creaciones de autores conocidos, inspiradas en los
patrones coreográficos y musicales tradicionales. Comenzaron a aparecer en 1940, o poco antes, y
constantemente se renuevan (Tuaj, Fortinera...). También se las llama danzas ‘originales’ o danzas
‘nuevas’ y su práctica siempre fue exclusiva en las ‘peñas folklóricas’ urbanas.” (15)
nativas
“(…) en el tratamiento de este tema no incluimos el calificativo ‘nativas’ porque consideramos que tiene
el mismo significado que ‘de proyección’. Este término comenzó a usarse a partir de 1940 y estaba
relacionado con el movimiento cultural ‘nativista’ que promovía las creaciones artísticas de autores
conocidos inspiradas en lo tradicional, aunque otros también lo usaron desde su significación literal,
‘nacidas en’, aludiendo a la adaptación definitiva argentina.” (16) 3
De los conceptos precedentes surge que el repertorio bailable practicado en Argentina, período 1800-2010,
puede clasificarse en: ‘danzas folklóricas’, ‘danzas tradicionales’, ‘danzas de moda en una época’ y
‘danzas de proyección’ folklórica. No utilizo el apelativo ‘popular’ porque justamente es la condición que
distingue la voluntad espontánea compartida por todos (pueblo, zona, región, país) de la creación
individual difundida por los distintos medios de comunicación influyentes.
Entonces, considero que un baile es folklórico si se practica en la actualidad (vigente), desde hace mucho
tiempo y por lo tanto instalado en la cultura (tradicional), aprendido espontáneamente por los portadores,
sin más escuela que mirar, imitar y escuchar alguna indicación (vigente); que fue adoptado en un
determinado lugar (pueblo, zona, región, país) por la comunidad perteneciente a un mismo grupo social
(apropiación colectiva), al cual no le interesa su procedencia ni quién creó su coreografía y su música
(anónimo), y lo recrea a voluntad (adaptación), siendo exhumado por una cantidad considerable de
personas (popular) que lo incorporan como suyo (acreditación de pertenencia) porque se sienten
identificadas con él.
Cuando este baile folklórico deja de ser antropológicamente vigente, continúa siendo sólo tradicional, y
como fenómeno histórico podrá seguir practicándose en escuelas de danzas, peñas, espectáculos, clubes,
centros tradicionalistas, etc., pero bajo la enseñanza académica de un especialista. Y aunque los bailes
folklóricos también pueden aprenderse en estos sitios, lo importante es que además siguen existiendo
sectores sociales localizados donde su práctica y transmisión son espontáneas.
Ante los ojos del Folklore y la Historia, dos ciencias humanísticas con alcance particular, es primordial la
documentación que permita sustentar la descripción, demostración y verificación de un hecho, en este caso
el hecho coreográfico. Al respecto, todas las danzas tradicionales y la mayoría de las folklóricas que
componen la siguiente clasificación son las que en trabajos anteriores he denominado ‘de abundante
documentación’. Y pese a que algunas de las folklóricas -corrido, cuarteto cordobés, cueca neuquina,
cumbia, pasodoble, polquita rural y vanerón- pertenecen al grupo de las llamadas ‘de escasa
documentación’, es indudable que existen puesto que son vigentes.
CLASIFICACIÓN
bailecito coya (1840…)
carnavalito moderno (1840…)
chacarera (1850…)
chamamé (1925…)
chotis (1850…)
corrido (1930...)
cuarteto cordobés (1940…)
cueca cuyana (1830…)
cueca neuquina (1880…)
cueca norteña (1875…)
cumbia (1946...)
gato (1800…)
gato cuyano (1820…)
gato porteño (1830…)
pasodoble (1926...)
polca (correntina) (1850…)
polquita rural (1930...)
ranchera (mazurka) (1850…)
rasguido doble (1940…)
taquirari (1945…)
vals criollo (1850…)
valseado (1870…)
vanerón (1930...)
zamba (1830…)
DANZAS TRADICIONALES
aires (1830-1930)
amores (1820-1900)
bailecito norteño (1890-1930)
candombe (colonia-1880)
caramba (1830-1900)
carnavalito antiguo (1750-1840)
chacarera doble (1860-1950)
cielito (1750-1890)
condición (1840-1870)
cuando (1820-1880)
danza de las cintas (colonia-1955)
escondido (1840-1930)
firmeza (1850-1920)
gato con relaciones (1820-1900)
gato correntino (1840-1890)
gato polkeado (1845-1900)
huella (1830-1950)
lanceros (1850-1930)
malambo (1800-1920)
mariquita (1820-1900)
media caña (1835-1880)
milonga (1870-1950)
minué montonero (1820-1880)
palito (1840-1900)
pericón (1800-1890)
polka (europea) (1845-1930)
refalosa (federal) (1835-1905)
tango (1890-1950)
triunfo (1835-1925)
vals (europeo) (1804-1920)
vals cruzado (1890-1950)
valseado (1900-1950) 4
Como puede apreciarse todas las danzas tradicionales al menos han trascendido de una generación a la
siguiente. Esto significa que padres e hijos compartieron parte del repertorio bailable de sus respectivas
épocas, lo que indica arraigo cultural y tradición.
Por otra parte vale aclarar que el bailecito coya que pervive como danza folklórica es el de pareja
individual. Asimismo, el valseado folklórico es el de pareja enlazada e independiente, mientras que el
tradicional responde al formato de conjunto.
También corresponde señalar que desde el propósito de su práctica son todos bailes de esparcimiento,
excepto el malambo que es de exhibición y la danza de las cintas y el candombe que son de invocación.
Quizás, algunas personas puedan sentirse asombradas porque he incluido a la cumbia y el cuarteto
cordobés entre las danzas folklóricas; a ellas les digo que todas las teorías siempre intentan explicar la
práctica, pero el hecho valedero es la misma práctica. Los bienes culturales que adopta espontáneamente
popular la que construye su patrimonio cultural folklórico. Y desde este sentido a la cumbia y al cuarteto
cordobés ‘nadie les quita lo bailado’; son genuinas, distinguibles de sus formas progenitoras, nos
pertenecen y siguen su camino.
Tal vez sea interesante hacer un análisis sobre los gentilicios ‘argentinas’ o ‘argentinos’ (danzas folklóricas
argentinas, bailes folklóricos argentinos, danzas tradicionales argentinas, bailes tradicionales argentinos).
Si consideramos que argentino es todo lo ‘originario’ de nuestro territorio nacional, sin influencias de
elementos extranjeros, entonces, mal que nos pese, ningún baile es argentino. En cambio, si los admitimos
como resultados de los procesos de adaptación y recreación locales, todos son argentinos.
Otro aspecto relevante es la condición de ‘anonimato’ respecto de la coreografía, música y canto de cada
danza. De estos tres elementos constitutivos el que seguramente fue y sigue siendo anónimo es la
coreografía. Los autores de todos los libros que tratan sobre las danzas folklóricas o tradicionales no se
atribuyen el derecho sobre la creación del material coreográfico sino todo lo contrario, especifican que son
formas populares que fueron recopiladas, tomadas o relevadas en investigaciones de campo. No ocurre lo
mismo con las ‘danzas de proyección’ folklórica cuya coreografía, música y letra se difunden con su
correspondiente autor e incluso los derechos se encuentran registrados en entidades para tal fin. Son danzas
que en mi opinión, responden exclusivamente al consumismo comercial, bastante alejado de lo que es el
patrimonio cultural tradicional.
Ahora bien, con la música y el canto sucedió algo particular, sobre todo desde los comienzos del siglo XX.
Todos los bailes que inicialmente tuvieron música y canto populares, como la milonga y el tango, luego
continuaron en vigencia con su coreografía anónima, acompañada por creaciones musicales y literarias de
autores reconocidos. Esta misma ‘combinación’ se repitió en todos los bailes folklóricos y muchos de los
tradicionales.
También ocurrió que por efecto de la ‘apropiación popular’ y el correr del tiempo, algunos autores
recopilaron elementos que creían anónimos y sin embargo los registros de derecho de autor demuestran lo
contrario. Voy a citar un ejemplo que encontré mientras realizaba uno de los trabajos.
En mi libro Danzas tradicionales argentinas; una nueva propuesta presento la jota cordobesa a través del
siguiente texto:
“La coreografía, música y coplas de la Jota Cordobesa más conocida fueron recopiladas por el señor
Manuel Marcos López (1915-1996), quien las publicó en 1951. Tanto la música como la métrica de esta
versión la recompuso el mismo recopilador, basándose en las melodías populares”.
Según manifiesta el recopilador, los tres elementos constitutivos son de factura popular. Veamos ahora el
dato que hallé y reproduzco a continuación, tomado de mi artículo titulado “Análisis cronológico de la
“PUNTANA (zamba) - 1917 (Carlos Gardel, José Razzano)
La 1ra copla es la misma que Manuel Marcos López presenta en la jota cordobesa (pieza musical
publicada en 1951) para ser cantada en el inicio de la segunda parte de la danza.
Hay una criolla en la rueda
que a mí me tiene penando;
ella se hace la que no oye
cuando yo le estoy cantando”. 5
Antes de seguir adelante deseo aclarar que respecto de las ‘danzas de proyección’ folklórica no presentaré
el listado, puesto que son más de cien y además continúan apareciendo otras nuevas casi mensualmente.
Dicho esto, dedicaré esta última parte a las ‘danzas de moda en una época’, entendiendo por moda a la
usanza de unos pocos años que no acredita transmisión generacional. Son las que en trabajos anteriores
denominé ‘de escasa documentación’. Siempre fueron consideradas danzas folklóricas o tradicionales, pero
en realidad casi no existen documentos que avalen su vigencia; menos aún como fenómenos populares de
los que se supone una gran parte de la población tuvo conocimiento. Cuando las incluí en mi libro Danzas
tradicionales argentinas; una nueva propuesta, lo hice con la intención de comenzar a discriminar el valor
representativo y documental de todos los bailes que hasta entonces ocupaban un mismo lugar; por eso, en
su título sólo utilicé el término ‘tradicionales’, que puede entenderse como la reunión de las danzas
‘tradicionales populares’ con -si lo permite la acepción- las de ‘tradición académica’.
Sin el afán de desmerecer el trabajo de ningún autor, es cierto que los años establecidos para las
ubicaciones histórico-geográficas no están basados en ningún documento que los compruebe, por lo tanto
sólo contamos con lo que dijo el único recopilador o investigador en su publicación. Por esta razón, en un
pasaje del libro me pareció oportuno escribir lo siguiente:
“Hasta este libro hemos completado algunas de las etapas y momentos metodológicos que nos permitieron
establecer el repertorio coreográfico histórico y vigente de nuestro país. Un primer enfoque heurístico nos
llevó al hallazgo de noticias en las fuentes de información y después del análisis morfológico de los
de los testimonios. A este proceso se sumó un momento hermenéutico con el que obtuvimos la recreación
intelectual y los resultados que conforman este trabajo. Ahora bien, si profundizáramos la visión crítica
del material documental, es decir, un análisis cualitativo de cada testimonio, con seguridad los resultados
serían diferentes. La cantidad de danzas disminuiría notablemente, sobre todo en la lista de las
denominadas ‘de escasa documentación’. El hecho de que un documento sea auténtico no significa que
contenga la verdad, entonces, un análisis aletológico que determine la veracidad de cada testimonio nos
llevaría a la configuración de una unidad coherente bastante distinta de la alcanzada hasta ahora. Este
puede ser un interesante desafío para los continuadores de los estudios sobre nuestra especialidad”.
Entre tantas danzas, tal vez haya alguna excepción que dejaré para el análisis posterior a la presentación
del listado clasificatorio. Asimismo, no incluí bailes como el fox trot, la galopa misionera, el tanguito
montielero, la guaracha, el cha-cha-cha, la rumba y el mambo, entre otros, debido a la falta casi total de
documentación publicada, aunque sabemos de su existencia en una época a través de algunos informantes
que aún viven y los bailaron cuando estaban de moda.
DANZAS DE MODA EN UNA ÉPOCA - Período 1800-2010
arunguita (1890-1900)
bailecito: de Bs. As. (1900-1925)
calandria (1840-1920)
chamarrita (1855-1930)
chopí (1880-1945)
chotis misionero (1900-1940)
cielito del campo (1895-1900)
ecuador (1830-1925)
gato encadenado (1820-1900)
gauchito catamarqueño (1840-1900)
gauchito cuyano (1816-1850)
jota cordobesa (1890-1950)
jota puntana (1890-1935)
llanto (1830-1900)
lorencita (1860-1900)
marote (1850-1900)
marote chaqueño (?-1980)
marote pampeano (1860-1895)
pajarillo (1850-1900)
pala-pala (1870-1920)
palomita (1880-1940)
patria (1850-1880)
pollito (1850-1900)
prado (1855-1900)
refalosa cuyana (1850-1900)
refalosa pampeana (1880-1910)
remedio (1850-1905)
remedio atamisqueño (1900-1950)
remedio pampeano (1880-1900)
remesura (1850-1900)
sajuriana (1815-1850)
salta conejo (1900-1920)
sereno (1895-1920)
sombrerito (1900-1940)
triunfo de la guardia de San Miguel del Monte (1850-1920)
tunante catamarqueño (1850-1900)
zamba alegre (1900-1920)
Como complemento del análisis que realizaré a continuación, he agregado una bibliografía referencial que
incluye todas las publicaciones en donde se encuentran tanto los datos históricos como las coreografías. 6
Dado que sería muy extenso un análisis exhaustivo de cada documento (tampoco es el objeto de este
trabajo), me limitaré a citar los motivos que justifican la denominación adjudicada a todos estos bailes.
- Al decir ‘de moda en una época’ en cierta manera se admite la posibilidad de su escasa práctica con
débiles indicios de popularidad.
- A simple vista pareciera que los períodos de difusión de la mayoría permiten decir que son danzas
tradicionales porque su vigencia alcanza dos generaciones. Pero si revisáramos los textos que presentan la
primera versión coreográfica publicada, comprobaríamos que los autores -excepto Carlos Vega de quien
me ocuparé más adelante- no sustentan la información con documentos que lo demuestren; más extraño
todavía, cuando supuestamente casi todas estaban en boga al iniciarse el siglo XX. Incluso, esto llevó a que
en varias oportunidades tuviera que escribir “puede estimarse su vigencia”, que no es la frase más
apropiada cuando se pretende describir y verificar que un hecho existió.
- En los casos como la chamarrita, el chotis misionero ‘de conjunto’ y la palomita ni siquiera existen las
publicaciones. Se las incorporó al repertorio por respeto a quienes fueron sus recopiladores.
- Es probable que la jota cordobesa sea la más firme candidata a pertenecer al grupo de las denominadas
‘danzas tradicionales’ y así lo manifiesta Vega cuando (en El origen de las danzas folklóricas, p. 210)
escribe: “Habría que considerar -y ahora me falta espacio- si la Jota puede incluirse entre las danzas
tradicionales argentinas”. Sucede que si bien la jota de España no llegó a la Argentina por la vía de los
salones, según la teoría ‘difusionista’ de Carlos Vega, es cierto que desde las olas inmigratorias de
mediados del siglo XIX las comunidades españolas asentadas en nuestras tierras la practicaron. Muchos
documentos lo comprueban y hasta podría inferirse que las formas acriolladas ‘jota cordobesa’ y ‘jota
puntana’ son claros ejemplos resultantes del contacto entre folklore y folklore, español y argentino. Pero
también es verdad que es muy escasa la fundamentación que, al menos hasta hoy, han proporcionado los
investigadores. Entonces he preferido que las ‘jotas argentinas’ permanezcan en este último grupo.
- Todas las danzas que fueron recopiladas por don Andrés Chazarreta aparecen en sus publicaciones en
igualdad de condiciones que tantas otras piezas musicales, líricas y coreográficas que son de su autoría.
Ello provoca que en muchos casos sea dificultoso distinguir entre lo que es popular y lo que le pertenece,
excepto cuando el autor especifica dónde o a quién ‘tomó’ la versión, que tampoco es motivo suficiente
para comprobar la vigencia antropológica ni la popularidad.
- He dejado para el final a nuestro gran musicólogo Carlos Vega, quien a través de su extensa obra de
profundo perfil científico, no escatimó en contextualizar la descripción de cada baile con abundante
documentación bibliográfica y de campo. Sin embargo, al tratar la calandria, el pajarillo y la sajuriana sólo
se basó en unos pocos testimonios, aunque reconoció que la certeza de estas danzas (y la del pala-pala)
distaba del resto del repertorio abordado, a saber: zamacueca, gato, mariquita / pala-pala, bailecito,
resbalosa, triunfo, huella, aires, chacarera, escondido, firmeza, malambo, danza de las cintas, carnavalito,
cielito, pericón, media caña, cuando, condición y montonero o federal.
Aquí concluyo este trabajo que no es más que ‘otra’ postura teórica con carácter de aporte.
Si bien todas las danzas practicadas en Argentina son verdades coreográficas, es conveniente no confundir
el valor representativo de cada una a la hora de estudiarlas desde el Folklore o la Historia.
Notas
1.- En “Acerca de las danzas tradicionales argentinas”
2.- En “Breves reflexiones sobre la danza”
3.- En “Breves reflexiones sobre la danza”
4.- En “Breves reflexiones sobre la danza”
5.- En “Breves reflexiones sobre la danza”
6.- En “Los bailes en la Buenos Aires colonial: de la historia al folklore”
7.- En “Los bailes en la Buenos Aires colonial: de la historia al folklore”
8.- En Danzas tradicionales argentinas; una nueva propuesta
9.- En “Acerca de las danzas tradicionales argentinas”
10.- En “Los bailes en la Buenos Aires colonial: de la historia al folklore”
11.- En “Aporte para el estudio de las expresiones coreográficas vigentes en el conurbano bonaerense”
12.- En “Aporte para el estudio de las expresiones coreográficas vigentes en el conurbano bonaerense”
13.- En “Acerca de las danzas tradicionales argentinas”
14.- En “Acerca de las danzas tradicionales argentinas”
15.- En “Acerca de las danzas tradicionales argentinas”
16.- En “Acerca de las danzas tradicionales argentinas” 7
Bibliografía
Aricó, Héctor: “Acerca de las danzas tradicionales argentinas”, en Danzas tradicionales argentinas; una nueva propuesta, pp. 298-
305 (Talleres Gráficos Vilko, Buenos Aires, 2008)
-“Breves reflexiones sobre la danza”, en Danzas tradicionales argentinas; una nueva propuesta, pp. 306-309 (Talleres Gráficos
Vilko, Buenos Aires, 2008)
-“Reseña de las danzas históricas europeas”, en Danzas tradicionales argentinas; una nueva propuesta, pp. 285-297 (Talleres
Gráficos Vilko, Buenos Aires, 2008)
-“Las Danzas Folklóricas Argentinas en la formación universitaria”, en Folklore Latinoamericano, tomo X, pp. 41-46, [ponencia:
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-“Análisis cronológico de la discografía de Carlos Gardel” [en prensa], Folklore - Instituto Universitario Nacional del Arte, Buenos
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-“Los bailes en la Buenos Aires colonial: de la historia al folklore” [en prensa], Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires,
2010
-“Panorama histórico-geográfico de las danzas argentinas de esparcimiento (período 1800-1950)”, versión corregida y ampliada
(www.hectorarico.com.ar, 2011)
-Aricó, Héctor; Ben, Cecilia; Ibañez, Federico; Lafalce, Silvina; Lazo, Nuria: “Aporte para el estudio de las expresiones
coreográficas vigentes en el conurbano bonaerense”, en Folklore Latinoamericano, tomo XII, pp. 15-28, [ponencia: XV Congreso
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Sosa, Myriam: Formas coreográficas vigentes en el Alto Uruguay; aportes para su estudio [en prensa], el autor, Oberá-Misiones,
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-Bailes tradicionales argentinos [colección de 23 cuadernillos] (Julio Korn, Bs. As., 1944 a 1954) o Las danzas populares
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-El origen de las danzas folklóricas (Ricordi, Bs. As., 1975 [1ra edición, 1956])
-Apuntes para la historia del movimiento tradicionalista argentino (Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega”, Bs. As.,
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Wilde, José Antonio: Buenos Aires desde setenta años atrás (W. M. Jackson Inc., Bs. As., 1953 [1ra edición, Imprenta y Librería
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Zappa, Porfirio: Ñurpi; por el campo correntino (Arandú, Corrientes, 1959)
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